De Valdeorras a Vigo
La realidad interpretada, a partir de la referencia, o la imaginación abstractiva, conceptual, dominando, moldeando materias rígidas como el hierro o el acero. 0 logrando texturas Sorprendentes de contraste entre dorados refulgentes, guiñadores, junto a rugosidades verduzcas, ennegrecidas, en el bronce surgido de la alquimia de la fundición, tras haber sido la forma barro humilde, al que los dedos dieron modo imbuido de espíritu creador.
Con frecuencia, el hombre. 0 mejor aún, la mujer y la familia la humilde gente gallega, sostén de un país eminentemente rural y campesino, trabajador, callado, antaño emigrante hasta los confines del mundo y hoy tan voluntarioso como entonces.
Esos son los elementos, las referencias más frecuentes de la obra escultórica de Pedro Dobao, gallego del Barco de Valdeorras, nave varada en el interior de la Galicia mas autentica la que de la pizarra ha hecho un mundo, porque también las piedras, sin la fe nos colma, pueden ser pan.
Aunque pueda captarse una línea definidora, como argumental en el quehacer de este artista, realmente hay tantos Dobao como obras han sido concebidas por su mente y surgido de sus manos recias, tras el largo meditar y la reflexión morosa, esa especie de cartesiana duda razonable que le invade Cuando se dispone a crear una nueva obra, sea monumental en su realidad definitiva o situarle sobre una basa convencional, en sala museística o rincón doméstico. Porque la obra de Dobao es siempre de concepción monumental. Grandiosa, sí, mas: no grandilocuente ni escenográfica, Nada más lejos de su temperamento sencillo, el de su tímido decir, el de su, a veces, balbuciente palabra, al darse cuenta de que su pensamiento, rico, tropélico, avasallante casi, es mucho más complejo que su expresión oral.
Y, Sin embargo, habrá en cada escultura de Dobao, siempre, un no sé qué de intimista, de recogimiento silencioso, de humilde emergente y aún abarcadora,
La arista se impone, y si se da la curva, será amplia, en ondulación como melódica, para rematar en el perfil agresivo, casi hiriente, del hierro, el acero, el bronce. Todo ello, desde una fauna personal, nunca catalogada, antropomórfica pero no encajable en especies ya determinadas, porque será humana e ictiológica u ornitológica a un tiempo; criatura, en fin, de fantasía en ebullición constante e irrepetible por eso mismo, ya que, como dijo Goya, el sueño de la razón produce monstruos,
Y al fondo, cañamazo imprescindible, la geometría, la divina proporción del triángulo, tal cual quería el renacentista Luca Pacioli• Claro es que llevando esa geometría elemental al mundo presente, a la reminiscencia de la industrialización; a la prensa hidráulica, la rosca helicoidal, el ensamblaje de diferente texturas, para una arquitectura iniciática o una galería de espejos sin fondo, de Senderos que se bifurcan, de formas en fuga desde el guiño inquietante dé un azogue medio perdido, que habría gustado a Borges o a Lewis Carrol.
AÑOS, OBRAS
Pedro Dobao nació en el municipio de O Barco de Valdeorras el 15 de agosto de 1945, en un ámbito más que modesto y por completo rural. Acercándose a la villa pujante, centro de la comarca, visitaba una residencia prócer la señora de la mansión supo ver la vocación innata de artista que había en el chiquillo y le regaló los primeros trebejos para ejercitarse. El oficio, a edad temprana, lo aprendió en un taller de ebanistería. Pronto supo tallar hábilmente, Ya era un buen artesano, pero él quería más. Nada menos que ser artista.
Y se fue a Madrid, a estudiar en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos, Conoció el escultor gallego Xoan Piñeiro, prematuramente fallecido pocos años después. Trabajó con otro escultor del país, Coomonte. Saltó a Cataluña y trabajó denodadamente. Hizo exposiciones en las dos principales: ciudades españolas.
Más añoraba su mundo más entrañable, y retornó a Galicia, Se estableció en Vigo. Trabajando en la industria automóvil, compartiéndolo con la creación personal, hasta que decidió entregarse por completo a su pasión creadora.
A partir de entonces, realiza su Obra más personal, que va dejando en monumentos por toda Galicia, en ámbitos rurales, marineros, urbanos. Hoy, son hitos de arte contemporáneo gallego,
Fue patrono del Museo vigués y se hizo acreedor de admiraciones y encargos, Expuso en ámbitos destacados, desde el castillo de Soutomaior el monasterio de Xagoaza, Homenajeó a las víctimas del mar y creó espectáculos plásticos de inefable belleza, Se acercó a lo religioso, a lo puramente conceptual, a lo íntimo,
Ahora, en Vigo, reúne su obra en la Cesa das Artes que es tanto como la confirmación de un prestigio ya reconocido, en monografías y repertorios de arte por completo antológicos.
Habla con sus obras cuanto calla con su palabra parca, contumazmente ahorrada, para sólo decir lo imprescindible, Pero es capítulo destacado del arte contemporáneo gallego. Aquí está una selección de su trabajo, para confirmarlo en el goce generalizado de sus admiradores.