Crítica
Conocí a Luis Engroba, en Fonmiña, en aquellas desaparecidas tertulias de “La foto de la semana”. Practicaba en aquel entonces el blanco y negro. Sus imágenes me impresionaron desde un principio, dada su visión artística, en la que sobresalía una técnica pocas veces superada aún por los más significados fotógrafos del momento en esta faceta. Era verdaderamente un trabajo bien hecho.
Esas fotografías que aún conservo en mi retina, me hicieron establecer una buena amistad con él. Por lo que puedo decir que difícilmente puede ser superado en este terreno. Con el tiempo, sus obligaciones laborales, le instaron a abandonar tan laboriosa faceta y efectuar la fotografía en diapositiva, de la que, como en el blanco y negro, pronto despuntó hasta hacerse un verdadero virtuoso de esta técnica. Sus obras son muy apreciadas. Hasta que llegó la fotografía digital, miel sobre hojuelas. Con una rapidez asombrosa se hizo con todos los prolegómenos, ayudado por el ordenador, en las complejas materias de la fotografía digital.
Su visión fotográfica es tal, que me trae a la memoria una cita de la llorada Susan Sontag, en su obra “Sobre la fotografía”, refiriéndose a Ansel Adams (1974): “Las creaciones del hombre o la naturaleza nunca tienen más imponencia que en las fotografías, y su imagen puede fascinar más al espectador con más fuerza que el objeto natural a partir del cual se realizaron”.
Carlos Valcárcel Gay