Crítica
"(...) En 1984 realiza una exposición en la Galería de Caixa Galicia, en A Coruña, en la que se registra un cambio drástico en su manera de pintar, abandonando su característica geometrización para embarcarse en una pintura más vinculada a la realidad. Son retratos, paisajes y rincones de Galicia realizados al óleo, sanguinas o tintas, y que años más tarde justificará por experimentar un cierto cansancio ante la excesiva intelectualización de su anterior pintura. La búsqueda de la libertad que proporciona el ejercicio continuo y la madurez personal, le hicieron emprender este nuevo camino en el que ser libre significará encontrarse cómodo para ofrecer lo mejor de sí mismo. Esta madurez será ya irreversible en nuestro protagonista y, al igual que sucede en uno de sus cuadros, en el que una gaviota se enfrenta a toda la inmensidad de la naturaleza en un combate tan épico como desigual, Sánchez Folgueira combatirá contra la propia pintura y contra los rigores abusivos de ciertos críticos y jóvenes pintores que no dudan en deslegitimar la pintura figurativa frente a novedosas (que no nuevas) concepciones artísticas de excluyente contemporaneidad. En sus últimos textos sobre la propia obra se recoge un amargo poso de reflexión sobre esta cuestión, así como sobre estos tiempos especulativos en los que vivimos, de una tan acusada falta de escrúpulos y valores que, sobrepasando ya la propia práctica artística, han logrado instalarse en nuestra confusa e intranquila sociedad. Esta preocupación, digna de alabar en tiempos de descompromiso, no es más que una irrenunciable defensa de la libertad del artista para que, a la hora de realizar su obra, pueda trabajar sin presiones ni condicionamientos sociales que coarten su creatividad. Bandera que lleva enarbolando desde hace muchos años, y cada vez con más convicción, Gonzalo Sánchez Folgueira, Zalo."
Ramón Rozas Domínguez