Carlos Álvarez-Ossorio, galardonado con el Premio José Luis Alonso para Jóvenes Directores por el montaje teatral A casa do pai
![](http://www.galiciadigital.com/images/noticias/a_casa_do_pai.jpg)
Carlos Álvarez-Ossorio es director, actor y autor teatral y audiovisual, nacido en Sevilla en 1973. Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidade de Sevilla, estudió en la Escuela de Dirección Escénica del Instituto Andaluz de Teatro, y formó parte del Centro de Investigación Teatral Territorio Nuevos Tiempos (TNT) de Sevilla. Trabajó, entre outros, con componentes del Odin Teatret, del Berliner Ensemble, de la Escuela Biomecánica Rusa, de la London Academy of Performing Arts, y del Toneelgroep Amsterdam... En 1996 funda la compañía Cámara Negra, de la que es director, y con la que obtuvo diversos premios. Además de con su compañía, tiene trabajado como director con el Centro Andaluz de Teatro, con la Convención Teatral Europea, con ALT de Vigo... además de con diversos grupos alternativos.
Desde 1987, la Asociación de Directores de Escena de España otorga anualmente los Premios ADE destinados a los profesionales de la escenografía, dirección coreográfica, dirección de escena y teatro en general, y a los que optan todos los montajes realizados por profesionales españoles y que se han representado en la temporada anterior. En el marco de estos premios, el galardón José Luis Alonso fue creado en el año 1992 para reconocer la labor de un director de escena menor de 35 años y se ha distinguido con este galardón a directores como Calixto Bieito, Alex Rigola, Eduardo Vasco o Ernesto Caballero.
Álvarez-Ossorio obtuvo este galardón por “A casa do pai”: una ceremonia escénica para tres actores, con público situado al mismo nivel, y rodeados en un espacio de teatro cercano, íntimo y ritual; un rito cruel, descarnado y grotesco, un oratorio que mezcla lo cómico y lo trágico para mostrar la imposibilidad de esperanza en un mundo cruel y despiadado, donde el extranjero no tiene lugar y donde la miseria lleva, inevitablemente, a la ceguera y a los instintos más primarios de supervivencia.
R.