Sara Garrote y la mirada del mar
Ciertamente, es notorio y constatable que el artista puro refleja en su obra no sólo sus sentimientos y sensaciones del momento vivido si no también el espacio, el microcosmos que le rodea y del cual el mismo forma centro universal-
La creadora gallega Sara Garrote sin duda alguna, agrupa todos estos elementos en su trabajo, muestra clara de unas gentes, unas costumbres, un sentimiento y amor a todo lo que supone su tierra, siempre latente y con mirada fija al mar, fuente de alegría y bellas sensaciones a la vez que de añoranza y desasosiego.
Este choque de sentimientos contrapuestos es, por cierto, lo que se nos plasma contundentemente en su obra y cuya certera representación engrandece su valía.
El tema marino es principio y fin es lo que supedita al resto de las temáticas desarrolladas, haciéndoles participes de un “eco” funcional en el que la plasmación de elementos o figuraciones alegóricas carecieran de sentido frente a la sutileza que supone la mera representación formal de lo que a los ojos del espectador se nos muestra como elementos susceptible de ser ampliamente representado, como puede ser, `paisajes, barcos, arboledas etc…
Movimientos y luz son dos de los principales valores que acrecientan y dignifican la obra de Sara Garrote por cuanto suponen un enlazar la propia naturaleza de lo creado, un acercarse a los valores reales que cualquier ser puede observar en el juego dialéctico diario tierra-mar, en su funcionalidad y “composición” supeditada al organizativo del ecosistema.
Dicho ecosistema viene representado por piezas que conforman la base figurativa en su trabajo siendo las que claramente portan el carácter o capacidad de movimiento dentro de un fondo en el que la luminosidad se nos muestra como baza principal.
La sutileza con que trata sus temáticas, la cautivadora extrapolación de lo visionado se hace dueña del lienzo y lo completa de realidad, lo rellena de belleza y armonía estética, procurando siempre no errar en la transmisión de la idea fundamental, sentenciado con elocuente agilidad la culminación de todo trabajo.
Un pincel al servicio de lo natural que supone la propia expresión plasmada del entorno puro, del contexto en su forma contundente aunque siempre dentro de cierto positivismo que agrada al espectador y lo hace trasladarse a vivencias o instantes solo prevalecientes por la autora, simplemente constatados por un momento en el tránsito de Sara Garrote.