Crítica
El arte en estado puro no existe, como todas las manifestaciones culturales no es producto exclusivo de una época y de unos artistas, sino que es heredado de la historia y deudora de los diferentes estilos para poder configurar nuevas expresiones. La mirada creativa bebe en el sedimento, en el poso fundido del crisol de las culturas unÍversales en un mestizaje enriquecedor.
Ahora que vivimos en una era vertiginosa en la que la máquina pretende satisfacer también los mercados artisticos con series uniformes conviene promocionar, proteger al artista (y no con subvenciones precisamente) que tienta imprimir el sello personal en cada pieza de su obra.
Alfonso Otero Regal es uno de estos artistas que calienta la arcilla con sus manos moldeando sedimentos. En esta muestra sus dedos esculpen torsos de barro y bronce huecos, vacios que llenan con su sensibilidad, alentando a los rostros del tiempo, las caras de la vida con trazos diáfanos.
En su obra recope la lineas maestras clásicas del románico y mismo geometrias, coloristas mediterráneas para lograr un estilo absolutamente proplo y moderno, en la linea del expresionismo neofigurativo centroeuropeo.
En su taller Regal funde las manos en la arcilla fértil de las entrañas de la tierra, capta rayos templados de las aquas del Cantábrico, tatúa con las yemas de los dedos formas distorsionadas de colores intensos infundiendo emoción a sus figuras, procurando siempre las pisadas de las más hondas raices de nuestra tradición y en la búsqueda constante de la originalidad y la vanguardia como creador auténtico.
Xoan Neira
EL ARTISTA VITAL
Pelo corto y escaso, barba cana, los ojos azuies y miel dentro de unas gafas que le dan aspecto de anfibio volador. Alfonso Otero Regal, con sus aires inquietos, es un cludadano del mundo residente en Viveiro con casi medio siglo a las espaldas. Desde su taller, situado en la histórica Porta da Vila, domina un conglomerado de actividades en el que se mezclan el arte -como principal vocación-, la gastronomia, el periodismo y un inacabable etcétera. Otero Regal es algo asi como si fueran varios "oterosregales" juntos pero en un solo cuerpo, como dicen los cristianos cuando hablan de la Santisima Trinidad. Está siempre atareado, siempre cavilando, creando y planeando cosas. Me gusta imaginarlo como un hombre del Renacimiento, transportado por culpa de los caprichos del destino a este principlo de milenio de la era digital e intergaláctica. Incluso tiene tiempo para ser un empresario de éxito, polemista mediático, promotor de certámenes turisticos, ponente de congresos o directivo de unas cuantas asociaciones. Pero sobre todo es un ceramista o, como el mismo dice, "un trabajador de la plástica que utiliza el barro, el fuego, el agua y el aire" y pone en su labor la sensibilidad de quien sabe hacer crecer los sueños.
Conozco a Otero Regal desde hace varios años y creo que por encima de su personalidad de artista polivalente es un poeta que se expresa con las manos y con la mente. Entrar en su estudio es algo asi como asistir al ensayo de una orquesta. El entorno está lleno de fragmentos creativos, todo "ordenadamente desordenado",lleno de notas, libros, apuntes, piezas rotas y estropeadas por culpa del fuego, obras a medio hacer, pinceles y cacharritos llenos de liquidos variados.
Hay magia, color y formas. Uno queda perplejo, casi asombrado, pero alli -como en ningún otro lugar-, los sentidos se despiertan, se tensan, se agudizan. El contacto con el material del creador es directo, en una participación que hace posible no sólo apreciar su obra acabada sino, lo que es más importante, entrar dentro de su propio espíritu.
Asi es Otero Regal, un hombre revolucionario y no evolucionista; una persona ética, estética y solidaria, que convirtió la idea de ser útil a los demás en uno de los valores más importantes de su vida. Es un artista ligado a su tiempo por la naturaleza de sus materiales primero y también por la dinámica de su creatividad.
Aunque le apasiona el pasado, la historia y sus vestigios, no le presta ninguna atención a la tradición ni en su vida ni en su obra. Lo perfectamente probado, lo seguro y lo explorado tiende a aburrirlo. No le impresiona la edad, ni tampoco la palabra de los sabios. Adora lo experimental y lo inseguro: su impaciencia se centra en el mañana, es un aventurero de lo desconocido; pero sobre todo, es un seductor. Su trabajo refleja belleza y amor, conceptos que se relacionan con su concepción del arte. Lo que pretende con sus piezas, e incluso con su entrega a otros proyectos, es que lo quieran. Crea para seducir.
En su vida, y también en su obra, predominan la modestia, la tensión y la libertad. Todo puede ser digno de ser contemplado, experimentado. Pero ese afán innovador no olvida la naturaleza. Este niño grande, que nació una aldea llamada Nois -cerca de Foz- necesita también estar rodeado de árboles, puestas de sol y amaneceres. Quizás por eso, en su taller rara vez se cierran las puertas, permanecen abiertas al cielo como si estuviesen invitando al hombre a pasar, pero también al viento. Si su años vividos en el Mediterráneo, al que vuelve por temporadas, le dan luminosida y colorido -unos azules que buscan la perfección- por encima de todo es e Atlántico, un hijo del Nordés, de ese viento loco a la vez creador y destructor del norte, al que es fiel en símbolos e imaginaciones.
Este artista vivariense tiene otra particularidad digna de mención. Diseña los objetos sin atender a su proyección monetaria o a su rareza, si no a su forma, color y utilidad. Casi todos están hechos con los materiales más primitivos más sencillos. Pero eso si, todo refleja luz, todo parece hecho para ser mirado en el espacio, colgado de la pared, puesto a desgana sobre un muro o en el pretil de una ventana. Esa intensidad hace que muchas de sus figuras parezcan animadas, desbordantes de vida y llenas del encanto de las pequeñas cosas. Cuando uno mira esas cabezas en reposo salidas de las manos y de la mente de Otero Regal, en actitud pensativa, pero como si estuviesen viajando por un cielo sin nubes, es cuando podemos captar con mayor autenticidad la quintaesencia de este creador. En esos momentos queda revelada toda su magia, esa sensación de armonia que nos recuerda cosas tan habituales, pero tan importantes, como las palomas que intentan levantar el vuelo o el fugaz ronsel de un barco que navega en solitario.
Estos son los sentimientos que inspira la obra de Otero Regal, esa alma inquieta que habla -con la sencillez del que ama y disfruta con lo que hace- de la voluntad, del esfuerzo, de la estética. Sus objetos representan el permanente movimiento de un hombre que siempre está con un nuevo proyecto a la vuelta de la esquina. Por eso sus ojos nunca ven dos veces el mismo rio Landro, o por eso siempre dice que quiere ser incinerado y que sus cenizas vuelen desde el Monte Castelo mientras un gaitero interpreta un alalá. Asi es Regal y asi se muestra en su arte lleno de vitalidad.
Javier Rivera, xornalista.
Regal nace en el entorno rural de A Mariña Lucense y demuestra desde su primera infancia una fuerte inquietud por la expresión plástica y por la formación humanistica en general.
A los 18 años se traslada a Barcelona y alli descubre la obra de Tapies, Miró y muchos otros artistas que lo motivan a iniciar su trayectoria en la pintura. Realiza varias exposiciones más que encomiables y toma contacto con la que será su primordial diciplina: la escultura.
Con poco más de 24 años ya tiene la formación básica para entender que quiere vivir de la cerámica y antes de los 30 ya gestiona su primer taller profesional, cerca de la Porta da Vila en Viveiro (Lugo). Desde entonces tuvieron lugar muchos cambios, expansiones y sobre todo una evolución continua, natural en alguien con muchas ganas de aprender y totalmente fascinado por el trabajo que le ocupa. Otros perdieron el tiempo en "vernisaces" y vida social, para conseguir catálogos y colectivas varias... Regal concentró su esfuerzo en conseguir vivir de su obra; y lo consiguió ya a partir de los primeros años ochenta.
La etiqueta de artesano satisface a Regal por lo que significa trabajador no industrial, pero no se limita a la producción en serie de una serie de objetos más comerciales. La inquietud creativa siempre se mantuvo viva asi que, desde los primeros tiempos, encontramos una doble vida en su producción: piezas alcanzables para todos los públicos, artesanales, pero con una producción más seriada por una parte y -por la otra- una importante producción de piezas únicas, murales y esculturas de mediano y gran formato que confirman la calidad técnica y artistica de este hombre.Larga vida Regal.
Renata Otero