LO PRIMERO QUE SE PUEDE DECIR DE NANDI ALONSO
Lo primero que se puede decir de Nandi Alonso es que su pintura, en sus primeros pasos, se desarrolló en el marco de una figuración de formas sintéticas en las que existían claros intereses poéticos. La nostalgia parecía teñirlo todo y el silencio, acompañado de la soledad, era el ambiente cotidiano en el que surgía su pintura. Pero puede haber un momento en la vida de una artista en el que los sentimientos se desaten de los motivos que les dieron origen. Algo de esto sucedió en la Nandi Alonso de los últimos tiempos: lo que antaño eran temas reconocibles, hoy son cuadros donde los esenciales componentes del pintar se convierten en el mismo ser de la obra. La luz se hace color y las pinceladas otorgan vida al lienzo. Y el silencio y la melancolía siguen ahí presentes, generando auténticas poesías plásticas. ¿Se puede decir que Nandi Alonso llega a la abstracción desde lo figurativo? Más bien cabe indicar que lo figurativo se descarnó para convertirse en pensamiento pictórico. El cuadro es, así, la referencia que concreta este proceso, algo así como la plasmación de un estado de ánimo al que la existencia de un determinado título, para cada obra, sirve como llave para entender lo que se nos pretende sugerir: la expresión mínima de una especie de rincón del alma de quien, en este caso, habla a través de la pintura. Hay que valorar el enorme trecho que como pintora ya ha recorrido esta artista. En pocos años parece que ya ha sintetizado, sin pretenderlo, parte de lo que podemos entender hoy como línea esencial de la trayectoria de la pintura del siglo XX. Se ha dicho que los últimos tiempos de la Historia del Arte han tenido una aplicación del principio de libertad, una explicación que nos hace entender muchas cosas. Es esa creación en libertad la que justifica una manera de hacer muy personal como la que Nandi representa. Estamos ante una artista que sabe definir plásticamente sus sentimientos.