LA CIUDAD DE NANDI ALONSO
Todo artista está obligado a mostrar una evolución en su obra; de lo contrario, se verá condenado a mostrarse repetitivo y –aún peor- desposeído del aura de la inquietud creativa. En el caso de Nandi Alonso no se plantea duda alguna acerca de su constante deseo de avanzar en su plástica a la búsqueda de nuevos horizontes estéticos y, por extensión, vitales. Desde que en 1997 decidió apostar claramente por su innata faceta artística, hasta entonces relegada al ámbito más íntimo, no ha dejado de estudiar el pasado y el presente de la Historia del Arte (incluso después de haberse licenciado en esta carrera) para poder tomarle acertadamente el pulso a su propio futuro plástico. Y como no podía ser de otra manera, su evolución comienza a manifestarse muy pronto, abandonando aquellas etapas más figurativas -en relación con vistas marinas- para ir sometiendo a sus pinceles a una especie de depuración sintética que en no pocas ocasiones flirtea descaradamente con la abstracción. Sin embargo –necesario es matizarlo- la gestualidad cromática de Nandi Alonso parece responder más a un deseo de extraer la esencia de las formas y las percepciones, su veracidad germinal, que a redundar en la retórica abstracta. Especialmente llamativa resulta una de sus últimas series, donde bajo el genérico título de “About de city” Nandi Alonso profundiza con cada uno de sus lienzos en la siempre compleja realidad urbana. Por supuesto hace uso de su libertad artística para que cada una de esas “ventanas” que abre hacia la urbe –Nueva York habitualmente, aunque Venecia y la propia Coruña no resulten ajenas en absoluto- resulte tan subjetiva como posible/imposible. Al fin y al cabo en esa particular dialéctica que se establece entre la artista y la ciudad, la primera busca recrear una poética urbana a través de colores, luces y formas que, antes de nada, transmite un componente emocional como trasunto de unas vivencias y anhelos bien dimensionados. Lejos quedan las referencias espaciales concretas y los momentos reconocibles: Nandi Alonso trabaja con sensaciones, no con realidades objetivas ni vistas preseleccionadas. Si su postura es analítica, su aproximación estética evoca a menudo las maneras de Turner, resultando su gesto más geométrico como resultado de una mayor atención hacia el elemento construido; también la estampa japonesa y la fotografía se observan omnipresentes (su tío abuelo, Blanco Villar, fue un reconocido fotógrafo), así como ciertos resabios de las Vanguardias Y mientras a fines de los años noventa la gama de azules y terrosos monopolizaban aquellas primeras pinturas públicas de Nandi Alonso, en estas reflexiones artísticas más recientes acerca de la ciudad la pintora opta ya por mayores contrastes fundamentados en la adición de negros y blancos. En semejante elección de colores y tonos desempeña un papel primordial el profundo mar (se observa que éste sigue siendo un motivo recurrente en la artista), al igual que en su constante interés por la “materia traslúcida”. Conforma entonces una paleta que termina por re-crear una ciudad en la que se intuyen edificios, superficies acristaladas, luces matizadas, sombras evocadoras... o simplemente puentes, por los que Nandi Alonso siente una gran atracción por las connotaciones formales y existenciales que plantea. Planos de profundidad, ricas texturas y pinceladas precisas son las premisas que avanzan cada una de estas pinturas, y cuyo objetivo es abstraer al espectador, quien se sentirá de inmediato atraído por unos paisajes urbanos tan cautivadores como inquietantes... y antes que nada, emocionantes.