Crítica
Los cuadros de Vanessa, hablan por si solos, sus figuras estilizadas muestran un universo de formas y colores tan chocantes como gratamente artístico.
Quizás cansada de la repetición Vanessa intenta acercarnos a su mundo de formas y colores, con los rostros ocultos para que nos veamos dentro de las sensaciones que nos muestra. Sensaciones y sentimientos tan variados como lo es la vida misma.
Su pintura es una mezcla satisfactoria de varios estilos hasta transformarlos en uno propio. Con toques de surrealismo, pinceladas de expresionismo y también el realismo en pequeñas cuotas.
Para saber qué se siente, solamente hay que ver su obra, hay que meterse en su pintura y dejarse llevar por los colores y por los personajes, colmarse de su calma, de su ira, de su pasión o su desencanto; al ver sus cuadros uno ingresa en un mundo como este pero tan distinto…
Aunque lejos de firmas que valen dinero, por más monotonía que presenten, lejos del negocio ingrato de la pintura y fiel a sus ideas y a su forma de pintar Somoza nos deja ver claramente que lo que realmente vale es la imagen y no la firma aunque muchos que dicen ser “entendidos” dictaminen lo contrario.
Leandro Escudero, “artista gonzo”.