Crítica
Estrela Rúa ha contado en su formación con maestros de la talla de Xurxo Martiño y Anne Heywaert pero es básicamente una autodidacta que ha conseguido desarrollar un estilo propio.
Su obra es producto de la experimentación. Parte de fotografías o imágenes que le transmiten intensidad emocional y las convierte en “instantáneas” o impresiones visuales. Su temática es variada pero se centra fundamentalmente en la naturaleza siendo muy escasa la figuración (“Entierro chino”, “Poblado Massai”, “Vista de Bayona”, “Paisaje con volcán”…).
La naturaleza es captada en su dimensión serena, apacible, doméstica. Para ello emplea unas composiciones sencillas y esquemáticas que proporcionan una sensación de espontaneidad. La paleta cromática es luminosa y las pinceladas a modo de manchas captan los efectos de la luz. Consigue efectos lumínicos mediante el color. Son imágenes que poseen proximidad emocional invitando a la calma.
Pero la naturaleza también es captada en su dimensión intensa, dramática y desasosegada. Son imágenes violentas y expresivas, evocadoras de emociones que pueden ser identificadas con su propio estado de ánimo. Nos presenta la potencia de los elementos de la naturaleza (el volcán, el fuego, el tornado…) pero también la soledad metafísica del desierto, del invierno, del mar… que nos invitan a la introspección y a la meditación.
En estos paisajes destacan los efectos de atmósfera; el vapor, el humo y la niebla se convierten en vehículos inmateriales del color. Son cuadros en los que domina lo aéreo, lo brumoso, lo evanescente llegado casi a convertirse en abstracciones de color.
El dramatismo temático es potenciado por el color y la técnica. Usa una paleta oscura en la que destacan detalles de arriesgado cromatismo. La experimentación con el óleo diluido junto con arrastrados y barridos le permiten conseguir texturas sueltas y diluídas propias de la acuarela.
M. Isabel Castiñeira Souto, Historiadora do Arte.