Crítica
Estar muy interesado por la vida y, sin embargo, encerrarse en una actitud austera, puede resultar paradójico, pero en el caso de Nacho C. Beiro es perfectamente válido. El artista noiés, es una persona que gusta de complacerse en valorar la vida desde una óptica aparentemente tranquila, pero a la vez comprometida con uno mismo. De ahí esa austeridad que transmite su obra, vital, directa, filtrada toda ella por una actitud intimista, estableciendo una clara dicotomía en su creación, para después, integrar discursos diferentes y generar nuevos planteamientos pictóricos.
Aunque aparentemente sencilla, en el fondo nos muestra una realidad compleja. Fruto de la soledad y de la reflexión, su obra posee un halo encantador, exquisito y difícil de conseguir, cargado de la energía necesaria para alejarse de lo bucólico.
Nacho C. Beiro huye de la estratificación que se podría generar, sobre todo por la manera con que inserta figuras humanas, objetos y elementos que conforman paisajes o bien naturalezas.
En su obra combina su preocupación por lo cotidiano elevándolo al símbolo, con su dedicación a exponer otros mundos que existen en éste o, en todo caso, otras situaciones, que cambia de contexto.
En definitiva Nacho C. Beiro es un pintor que tiene muy claro lo que quiere transmitir a los demás. Perfectamente hábil con el dibujo, en su obra pictórica se esfuerza en hacernos olvidar este dominio de la especialidad para mostrarnos los beneficios de la dialéctica de las técnicas artísticas aplicadas al contraste cromático. El artista crea, en consecuencia, una pintura, de trazo enérgico, de motivación personal, muy intimista y austera, que posee la tranquilidad de la experiencia.
Joan Lluis Montané, Miembro de L´Associació Catalana de Critics D´Art.