Crítica
María Ponce es una pintora vocacional y, como todos aquellos que hacen de su vocación un oficio, se desenvuelve en el mundo de la pintura con una soltura propia de los más arriesgados creadores. Al empuñar los pinceles y demás bártulos, propios de su oficio, siente el paraíso del color como propio. Su pintura revela una sobriedad subjetiva existencial que no es más que la proyección de sus vivencias más intimas sobre el entorno social en que se mueve y que la definen tal como es en cada momento anímico. En ella no falta el tinte Vanguardista con retazos del simbolismo impresionista de la Francia de finales del XIX, a veces limpia y lisa, otras dura e hiriente como si derivase de la Escuela expresionista Alemana “Die Briucke”, de principios del XX, tan apoyada en el fovismo y en el esteticismo de la época pero siempre llena de plasticidad y belleza.
En fin, en la pintura de María Ponce observo la intemporalidad propia de los expresionistas e impresionistas que permanecerá al margen de modas y tendencias ya que lo que nos revela es el alma del artista con la que, de una u otra manera, toda persona se identifica.
Javier Prado, Poeta. 2006.
Para María Ponce a obra de arte é un experimento en evolución constante e eso maniféstase de forma plena na súa obra, depurada e froito da investigación formal. Pon diferentes técnicas artísticas como ferramentas básicas que lle permiten utilizar o arte como expresión e reflexo das experiencias personais e por de manifesto no fondo e na forma as súas sensacións mais íntimas.
Ismael Arias, licenciado en Historia del Arte. Presidente de ALTERARTE.
La pintora María Ponce trata con gran éxito en su obra de captar la esencia de lo realmente percibido. Manejando con soltura los colores primarios y explotando hábilmente las combinaciones que éstos ofrecen introduce, tanto en sus óleos como en sus acrílicos, efectivos claroscuros que la dotan de una personal impronta.
Cristina F. Núñez, Pintora e licenciada en Belas Artes.