Crítica
Pilar Taboada: Entre la metáfora y el símbolo
(…) en la obra de Taboada existe la percepción de lo puro, de un ámbito enfocado, en unas esferas infinitas, recónditas y lejanas, que son la expresión profética de un lenguaje simbólico poblado de imágenes y figuras espirituales-atemporales: hombre-entorno, tierra-agua, iconos, espacio, tiempo, que trascienden del contenido de su obra y de su excelente nivel técnico, una profunda y sensible vibración espiritual.
Delirio, gozo, placer, sabiduría, infinitud, mensajes que asaltan con rapidez nuestra sensibilidad y se encuentran en el fondo de sus obras de la serie el Sonido del tiempo valencioide, ídolos prehispánicos, grabados de la realidad exarcebada, con una lógica aparente, que se revela precisa ordenada y clarividente; precisión, maestría y paciencia infinita en la ejecución de la pintura llevada a cabo con una técnica pulcrísima que da vida al paisaje, hombre, formas, flora, reducidas a esquemas sintéticos y lineales; con gran fuerza expresiva en la escultura, siempre contempladas desde un plano superior.
La naturaleza, los seres vivos y la propia existencia humana son considerados como partes de un todo, referencias que dan clave de un pensamiento dinámico, integrador y vitalista en sus relaciones con el entorno. Los sistemas de valores se concretan y personifican en un conjunto de mitos ancestrales cuyas raíces se forjan en las experiencias de los primeros aborígenes, que ellos sitúan en el tiempo y el ensueño, el principio del todo, el origen. Profunda simbiosis que alcanza el clima máximo de armonía al conseguir intuir y desvelar algunos de los más hermosos secretos de la naturaleza.
José Ramón González Pérez Consejero Mundial de INSEA-UNESCO
Signos y símbolos reflejos de una interioridad
Como rasgos fundamentales de la personalidad del creador, el genio y el talento constituyen la esencia de una dualidad intrínseca al proceso de la creación artística. En ella, el genio es de carácter innato y fluye de la vida interior artística. Ese impulso creador es su secreto que desea manifestar, y lo hace para comunicarse con los demás y enriquecerlos con su vivencia. Por su parte, el talento tiene que ver con la técnica, la dirige y es ante todo el conocimiento y la destreza en el dominio de los medios y materiales que deben emplearse adecuadamente para expresar dicha idea interior.
Pero también el talento forma parte del genio, logrando en su origen la capacidad de salirse (el genio) de sí mismo y elevarse hacia el exterior como una coincidencia ampliada que deberá trascender a la que comúnmente el hombre (espectador) posee del mundo y de sí mismo. El talento a través de la técnica además logrará fijar en el espacio esa idea, más allá de la memoria. Inscribiendo las formas en el espacio podrá superar al tiempo, y entonces, otro valor además de la cantidad contará: esta es la calidad, cuya apreciación también subjetiva legitimará el valor de la obra de arte como ejemplo del poder y la superación del hombre.
La dualidad genio-talento involucrada y sintetizada casi como fórmula devenida de algunas lecturas de René Huygue, sirve de propósito para referirnos a la obra plástica de Pilar Taboada, en este proceso donde el artista deberá asumir como complicado y exigente y su andar por los diversos derroteros determinará su destino. La voluntad, la vocación y la fidelidad a los propósitos serían los compañeros inseparables de esta peculiar manera de vivir, y sobre todo, de ver la vida.
Sin lugar a dudas esta decisión fue tomada por Pilar Taboada con gran madurez, y esto se aprecia en su obra que refleja como ninguna una férrea voluntad para asumir los riesgos y retos de una difícil labor, el fiel apego a su vocación y la actitud firme y consecuente en las búsquedas que acompañan su recorrido por el arte, desde entonces, y hasta ahora.
Nadia Colasante Materán, Directora Museo Arturo Michelena Ateneo de Valencia. Venezuela
Artista de dos ríos y de dos mundos
(…) Sus obras son vitales, poseen como diría el gran Giuseppe Verdi, dotes misteriosas, altivas, cruz y delicia de los corazones, como palpitaciones del universo entero. Tienen eteridad elegante y serena, con prometeicos destellos de druidad sublimada en la contemporaneidad. Muchos de sus críticos artísticos han señalado sus acentos mágicos inexplicables, y es por saber de su ancestro Céltico y de la cosmovisión del mismo que integra humanidad con naturaleza y en manera alguna las separa o contrapone.
Con firme trazado, plantea su obra atmósferas variables en policromías armónicas, centradas en ideas y sentimientos genialmente vertidos en sus manifestaciones artísticas llenas de poesía. Traspasa la figuración naturalista, recogiendo el movimiento, lo cambiante, interpretando la realidad al modo heraclitano, en que todo es y deja de ser, en perpetua movilidad de trascender infatigablemente, ahondando el misterio de lo cognoscible. No hay romanticismo literario sobrecargado de rebuscamiento literario, que hoy día se da con tanta frecuencia.
Las nuevas Ciencias obligan a nuevas cosmovisiones, éstas expresadas a través del Arte, implican sensaciones y sentimientos totalmente nuevos, y más en esos albores del próximo siglo XXI, como a través de sus obras ha intuido y preconiza Pilar Taboada, creo indudablemente que por sus raíces célticas y por tanto druídicas, comprensibles tanto de lo Galaico como de lo Tacarigua, tanto de la bella Galicia como de la hermosa Carabobo.
Sus muy bellos grabados Tacariguas, prefiguran el mundo veintiuno de telemática, informática globalizada, mediante la totalidad comunicativa de los valores sociales esquemáticos y demofilocráticos.
Teodoro Láscaris-Comneno, Doctor en Filosofía
La mirada silenciosa
Taboada también es educadora y eso se nota, no solamente al conversar con ella, sino en los contenidos de sus trabajos no exentos de mensajes comprometidos (…)
(…) la composición global queda definitivamente estructurada para acoger a unas misteriosas figuras, iconos atemporales, que nos obligan a desviar los contenidos hacia postulados comprometidos que la autora no puede ni desea pasar por alto. Estos símbolos inspirados en las culturas indígenas de Latinoamérica, en los indios Tacariguas concretamente, no desentonarían en gran medida con ciertas representaciones primitivas propias de culturas occidentales (...)
El mensaje que parecen querer transmitirnos estas figuras planas y emparejadas de mirada angustiada y expresión triste, enmarcadas a veces en rotundas cruces de color negro, no auguran pronósticos ciertamente optimistas, ¿Por qué habían de hacerlo? Si una buena parte de la riqueza natural de Latinoamérica está siendo objeto de una deforestación salvaje. Estos personajes inmóviles, impasibles, paralizados por la impotencia, nos abruman con la mirada. Ellos saben que la historia del siglo XX es la historia del progreso de los avances tecnológicos. Navegamos por el espacio. No existe un rincón en el planeta en el que los hombres no dejaran su huella, mas ¿a costa de que? ¿De mutilar la naturaleza, el don más hermoso, nuestro punto de partida?. Ahí quedan esas miradas silenciosas. Otra cosa es que encontremos el suficiente valor para enfrentarnos a ellas.
Susana Cendán, Crítico de Arte
El universo locuaz, vital y persuasivo de una artista
(…) en cada paso se enfrenta a un nuevo reto con la sensibilidad que se origina de sus propias experiencias y de una amplia y cuidada formación, con la única convicción de que avanzando reclama lo justo para lo que apasionadamente defiende. Es la búsqueda de símbolos lo que la reconcilian con sus propios orígenes, son las ausencias de España y las presencias de Venezuela las que estructuran de forma reflexiva cada una de sus creaciones. Sus sentimientos, pues, repartidos entre los dos mundos se reúnen simultáneamente en un discurso propio que pone el acento en la mágica emoción estética con que recrea las imágenes de todas sus obras.
Desde sus inicios formalmente figurativos, Pilar Taboada evoluciona en un ciclo lógico y natural hacia la desintegración de las formas, estilizando perfiles, sin perder por ello ni la fuerza ni la esencia del mensaje, en una metamorfosis perfecta de estabilidad, acorde con los tiempos que le han tocado vivir. La serie sobre los aborígenes venezolanos plasma la figura partiendo de signos ancestrales, con un riguroso respeto y admiración por los personajes y su historia. Los protagonistas de estas obras están vistos desde el prisma de la esperanza y la reconciliación, actitudes que aportan un nuevo vocabulario artístico en el que se resalta la afectividad con que trata el tema.
Pilar Taboada, ha trazado un recorrido que trasciende desde lo más cercano a lo universal, apostando siempre por transgredir lo puramente pictórico y acercarse a una dimensión que sobrepasa lo real y se aproxima a lo fantástico, un relato singular que nos acerca al universo de una locuaz, vital y persuasiva artista.
Mercedes Rozas, Crítico de Arte.