Crítica
“Un mundo cheo de alegorías fantaseadas todas elas coas posibilidades cromáticas duns trazos henchidos de pulo vangardista é o que nos mostra a exposición que Ramón Irago mantén aberta no Círculo Mercantil de Santiago de Compostela.
Salta ós ollos nada máis entrar na sala da exposición que Irago fai unha pirueta inmensa dende a técnica do óleo –na que xa se mostrara seguro na súa primeira exposición hai agora dous anos- a estes debuxos acrílicos de hoxe. Vellos modos de facer artesanía galega, paisaxes de beiramar, acougadas maternidades, mais unha obsesión pola sicoloxía do mundo dos nenos, denuncia a loita que este pintor quere manter para facer conxugar a súa profesión de docente en espalladas vivencias artísticas.”
Marino Dónega, comentario en TVE de Galicia (1982)
“Ramón Irago es un pintor santiagués que ofrece una colección de treinta óleos en el claustro plateresco del Liceo Recreo Orensano.
Su obra está titulada en gallego, lo que sugiere una intencionalidad clara de acercar escenas, tipos, costumbres y valores plásticos a tendencias modernas de la pintura. Naturalmente, pareja con la pluralidad temática que aborda esta pintura figurativa, la tendencia es diversa, pues al lado de un cuadro cuyos rasgos dibujísticos rememoran a Pablo Picasso, podemos contemplar un conjunto de figuras en cuyos vientos las manchas de colo, suaves, calientes, estéticamente buscadas, recuerdan los planos lisos y las evasiones de que hacía gala Henry Matisse en gran parte de su obra… Pero, al mismo tiempo, en un cuadro como el titulado Trampulleiros, al lado de deformaciones caricaturescas adrede, Irago parece conectar con un pintor gallego tan característico como Pesqueira Salgado.
El buen hacer y el sentido colorista que el pintor imprime a su obra actual, hacen de la exposición una muestra interesante y grata.”
La Región, Ourense (1982)
“Visité la exposición de R.Irago en el Círculo Mercantil y mostré curiosidad por el cuadro Susurros: un susurro al oído, un susurro con párpados entornados, un susurro de silencios con un marco de ventana que se adivina al fondo. Una bella composición.
Habría que reprocharle a este pintor el que sea tan celoso de mostrar su obra. Este pintor no se centra en un tema, ni en dos… Las cuarenta obras que componen esta exposición son tan diferentes en su expresión que lo mismo nos encontramos con gaviotas, jarrones, peleas de gallos, vendedoras… que pasamos a contemplar espantapájaros, brujas, panxoliñas, una geometría azul. Y ese “Susurros” al oído, los párpados echados, un diálogo de silencios.”
Pepe Alvite, El Correo gallego (1980)
Ramón Irago es el nombre del pintor que actualmente cuelga su obra en la sala del Círculo Mercantil. Para nosotros, es un auténtico desconocido, puesto que esta es su primera muestra al público; hay ,sin embargo, algo en ella que nos inclina a pensar que estamos ante un pintor con interesantes posibilidadades futuras.
… en Irago se observa ya una carcaterística que da un tono común a toda su producción y ésta no es otra que su irrenunciable obsesión por hacer de cada uno de sus cuadros un autén-tico espectáculo de formas geométricas. Debido a ello, segura-mente, las referencias al cubismo son frecuentes: pero, por la misma razón, se advierte su predilección por elaborar una espe-cie de geometría abstracta muy similar a la de Delanay. Y es que el círculo y lo circular están siempre presentes a lo largo de casi toda su producción, necesitando esos elementos, además, delimitarse y deflnirse con un gruesísimo trazo negro.
En su sentido del color es en donde, quizás, encontremos unas particularidades no demasiado brillantes; pues muchas veces, lejos de convenir a lo representado, se recree excesiva-mente en sí mismo, buscando efectismos que muy bien podrían ser desechados; máxime cuando el pintor alcanza mejores re-sultados en aquellas obras donde impera una mayor armonía y sobriedad… Con todo, no- debemos olvidar que el resultado final es positivo, pues es obra que denota una mente racional y orde-nadora que posee un claro sentido de la composición. Saber construir un cuadro es importante y no todos los pintores que empiezan logran manifestarlo.
Alfredo Vigo, La Voz de Galicia (1980)