Crítica
NUEVAS PRESENCIAS EN LA PLÁSTICA CONTEMPORÁNEA GALLEGA.
[...] En una interrelación dialogada entre lo espiritual y lo racional se inscriben los cuadros de la serie Requiem, en la que actualmente trabaja Fernando Yáñez y de la que expone una representativa muestra.
No se puede negar que bajo los acordes de Mozart se materializó una visión regeneradora de la pintura contemporánea que, consiguiendo ya nuevas fronteras, superó de esta forma el cuestionamiento contemporáneo de su particular existencia. Yáñez no puede concebir el hecho pictórico sin partir del fenómeno melódico -'el sonido musical penetra directamente en el espíritu', tal como señalaba Kandinsky- y sus principios matemáticos de tradición pitagórica, donde la emotividad se funde en un estrecho abrazo con la materia plástica a la que vivifica y de la que a su vez se nutre.
Podemos afirmar sin pudor que jamás el pintor realizaría una sola obra en la que no estuviese presente lo que él mismo denomina como fe plástica, principio por el que hace partícipe al espectador de su creación.
El cuidado con el que concibe cada uno de sus estímulos visuales dentro de la espacialidad bidimensional sólo puede ser comparado, conceptualmente, a la similar idea cósmica -orden incluso divina- desarrollada por figuras de la talla del propio Kandinsky, Mondrian o Chillida, y aún cuando formalmente no haya cabida para el paralelismo más allá de la pasión por la geometría humanizada.
Con la presencia de Requiem XLIII, XLIV y XLV, Fernando Yáñez quiere mostrar, además, los nuevos caminos que está tomando la serie, y en los que el concepto de reflejo está siendo investigado de manera pormenorizada por el artista como enlace directo entre la obra y el espectador. El espacio circundante adquiere un renovado protagonismo como parte integrante del medio pictórico, ya que se ve reflejado; y con él, el curioso que se asoma y tiene interés por penetrar en las sugestiones y decisiones de Yáñez, por rebuscar ese informalismo de geometrías aparentemente accidentales en las que su justa perfección niegan cualquier aparente desorden. Y ni más ni menos que, en palabras de Omar Calabrese, el "orden del desorden ", que tan cautivadora le resulta.
Mismo el soporte puede entenderse como resultado del ensamblaje de varios soportes que pueden llegar a crear una totalidad reticular.
[...]
Fragmento do texto escrito por David Chao Castro para o Catálogo "Emerxentes 2005". Xunta de Galicia.