Crítica
JUGUETES PÉTREOS
Desde hace algún tiempo vengo observando en jardines y fincas privadas un extraño afán por colocar lo objetos de los antepasados como parte de la decoración del espacio. Además, en el interior de las viviendas no sólo se colocan piezas de decoración compradas o diseñadas para ese fin, sino también antiguas herramientas de trabajo en el campo. Como por ejemplo arados, carros, guadañas...sin embargo, la mayor parte de esa gente nunca ha oído hablar de Duchamp ni de la desvinculación del objeto. Se actúa así, simplemente por el hecho de que son objetos que se sabe que nunca más serán fabricados ya que son sustituidos por otros más modernos o provenientes de otras culturas. Sencillamente, se exponen como memoria de un pasado que jamás volverá. Y, aunque algunos se siguen fabricando, han perdido tanto su utilidad como la característica de haber sido hechos uno a uno a mano, para una persona determinada.
Mi trabajo consiste en combinar la memoria popular y la labor de los artistas posmodernos a través de la visión de un artesano. Tomando herramientas instrumentos musicales y texturas de arquitectura, como punto de partida, y basándome en artistas surrealistas y abstractos, reconstruyendo bajo una visión completamente personal, vivencias y experiencias infantiles de mi pasado gallego rural y marítimo.
Partiendo de la piedra como material principal en la creación de mi obra y combinándolo con madera a través de ensamblajes puramente tradicionales, construyo objetos híbridos, mitad herramienta, mitad arquitectura, que recuerdan un sinfín de historias, de leyendas que recorren las aldeas gallegas.
Utilizo piedra granito silvestre de Vilachán (Tomiño), trabajada a mano como harían los antiguos canteros que se dedicaban a la construcción de casas, fuentes y caminos, ya que quiero que todas mis piezas tengan el carácter de la arquitectura tradicional y también del mobiliario, de las herramientas y de todo lo que conforma la identidad gallega. Para ello, empleo
diferentes texturas con la finalidad de generar un contraste entre la tosquedad de las piedras de un camino y el refinamiento de un violín.
Como artistas de referencia que trabajan con piedra y tienen una formalización netamente gallega, se encuentran, en primer lugar, Manolo Paz, y su método manual de trabajo. Él, trata a la piedra como si fuera un ser vivo, cada obra se realiza en una lucha de igual a igual. “Manos ocupadas, cabeza despejada”. Por otra parte, Joan Brossa, de quien me interesa su teoría de los objetos que se encuentran con el artista-artesano creando una atmósfera en la cual se diluyen en un tercero que contiene la esencia de los anteriores. De Ignacio Basallo, me llama la atención la utilización de la madera y los materiales naturales que generan formas modernas sin perder la esencia gallega. Al tomar la decisión de trabajar sin elementos externos a la piedra o la madera, es decir, puntas o pegamentos, tuve que remontarme al año 1500 y al genial Leonardo da Vinci, quien, al igual que yo, en sus inventos usaba sólo ensamblajes, nudos, o presillas. Por último, Chema Madoz, inspirado en los poemas objetos, pero desde la fotografía, toma una cierta distancia a la obra, pero aporta seriedad.
Daniel Alonso