Crítica
LA PINTURA DE LUZ LÓPEZ
Luz puede recordar aquel dicho de Emerson “La confianza en uno mismo es el primer secreto del éxito”. Y la confianza y el trabajo se une y hace arte, aquí vemos a esta artista emprendedora en una nueva etapa al tomar de la paleta su pincel el color dominado con más valentía y arte. Y como otros grandes pintores hicieron el recorrido para que sus lienzos llevasen el tema que ellos querían y, que el bien hacer, el ser, el pensar y el dominio que el arte pictórico le da camino al artista creador.
Encontramos una artista en la contínua y minuciosa búsqueda que le lleva a practicar la observación pictórica, con un limpio color y bailando el pincel con un ritmo ordenado y suelto para plasmar formas abstractas que se acompasan y alcanzan una presencia de un juego de colores y luces y escapes de un suelto juguetón que por medio de la estructura se forma el conjunto de un colorido en movimiento llamativo y, un conocimiento íntegro en las vanguardias actuales que le lleva a la disolución de los objetos.
Sabemos que la invención de la abstracción nació del “sobrecogimiento del pintor”, así se expresó Kandinsky al manifestarse como el primer pintor abstracto, allá por los años de 1911.
Luz, se manifiesta en sus lienzos llenos de colorido, con sus minúsculas y variadas formas como sencillas y juguetonas manchas mínimas sobre una base unicolor. Esto es otro “sobrecogimiento” en la labor artística de Luz, que escalón a escalón llega a la subida como gran creadora artística. Felicitamos su haber y su reciente obra.
A.Yebra de Ares, pintor.
La pintura de Luz es lo que debe ser: un reflejo de ella misma; lirismo en estado puro, emoción, y falta de prejuicios. En realidad, no pretende otra cosa que transmitir al espectador aquella emoción que el lugar y el momento le han producido. Y eso no es poco en pintura, sobre todo si opinamos (como yo opino) que sólo debemos pintar aquello que nos emociona.
Seguramente Luz es tan sensible a la belleza como sus obras reflejan. Ojalá siga pintando con la misma inocencia y emoción, en el difícil camino de la pintura, avanzando hacia ese trasmundo inmaterial que se esconde tras la superficie del lienzo.
Zalo, pintor.