Crítica
UNA PINTORA EN LA DELEGACIÓN DEL GOBIERNO
Tonos pastel para unos cuadros llenos de vida y realismo. Marisa García trabaja en la Delegación del Gobierno y aprovecha sus momentos de ocio para pintar.
El Café Bar Cascarilla mostrará al público durante los próximos 20 días una exposición de pintura que tiene como protagonistas la luz, la naturaleza y los tonos pastel. Marisa García, su creadora, reconoce que los colores fuertes no le gustan: "Aunque utilizo el contraste entre luz y sombra, intento apartarme de los colores estridentes". Desde el día de la inauguración, el pasado sábado, la autora vendió tres de los trece cuadros que forman la muestra.
Marisa García es administrativa en la Delegación del Gobierno, pero dedica su tiempo libre a pintar lo que ve, por eso define su obra como "realista": "Hay gente con más imaginación, yo me centro en lo que tengo delante".
Empezó hace seis años, cuando iba a clases de Ramón Manzano, del que dice haber aprendido mucho. Tiene claro que de esta afición no se puede vivir: "Siempre es un trabajo complementario". Según Marisa, los genios de la pintura venden porque tienen un nombre que los respalda, "pero los que empezamos tenemos que hacernos un hueco en este mundillo".
Marisa ha aprovechado la ocasión para dar a conocer su trabajo artístico: "A veces no te decides si no hay alguien que te dé un empujón". Ahora va a poder demostrarlo durante veinte días en un café, de cuyas paredes cuelgan bodegones, jardines y gamelas en reposo. En un ambiente informal se encuentra más cómoda que en una sala de exposición.
Marisa no es la primera de la familia que se dedica a la pintura; cuenta que su tío bisabuelo ganó la primera medalla de una exposición en Barcelona: "Pintaba unas maderas al óleo que eran fenomenales". La pintora aún conserva conchas de nácar y platos decorados por este familiar al que sólo conoció por referencias.
Mireia Suárez, "La Opinión" xornal da Coruña.