Crítica
María Puertas “La casa coronada”
Posee la obra de María Puertas múltiples referencias culturales que son reelaboradas bajo un acento absolutamente personal. Siguiendo el afán típico del crítico y del historiador del arte por buscar fuentes y huellas anteriores, podemos encontrar proximidades con el espacialismo, el informalismo, el collage cubista o los poemas objeto de Joan Brossa. Todos estos códigos forman parte de una elección y una herencia -“heredar es elegir”, dirá Derrida- pero en esta nueva exposición no se concretan como homenaje ni como relectura directa, sino que tan solo nos sirven para inscribir la producción de María puertas en una determinada vía de acción de las muchas que parecen configurar el complejo mapa del arte contemporáneo y las derivas más recientes.
La unión sutil de motivos, técnicas, colores y formas gravita entre la descomposición de la lógica representacional y el encuentro con nuevos modos de describir la realidad. En primer término del binomio situaríamos sus collages, honrados siempre por una veta lírica que no estaba presente en los pioneros de esta técnica y que alude a determinados conceptos que son englosados con una dosis sutil de ironía, que no de distanciamiento. En estas composiciones resulta especialmente revelador la capacidad de María Puertas para armonizar contrarios, para hacer que todo encaje dentro de una lógica que intuimos pero cuyos mecanismos no logramos dilucidar.
En sus dibujos la realidad parece concretarse al tiempo que se vuelve, si cabe, aún más esquiva. Son fragmentos escuetos pero sumamente expresivos y que definen una idea particular de representación. María puertas busca la opción de sugerir, o lo que es lo mismo disponer sobre el papel datos que en lugar de dictar un sentido impulsan al espectador hacia un conocimiento más complejo y dinámico.
C.D., El punto de las artes, 2008.